sábado, 1 de noviembre de 2008

El cambio de hora



Otoño. El cambio de estación desde el verano siempre va acompañado de viento que se lleva la temporada estival y de una lluvia que hace volar paraguas y hojas desprendidas de los ya medio desnudos árboles.


Volviendo de la Universidad intentaba fijarme en todo aquello que normalmente carecía de importancia normalmente, pero que en algún momento dado puede hacerte sonreir. Como normalmente voy y vuelvo sólo, siempre tengo un rato para ir pensando en nada mientras paseo por Chamberí.


Con eso de que ya es el cuarto año que voy paseando por el mismo sitio, sólo me voy fijando en detalles, la cara de la gente cuando conduce, la destreza de ciertas personas que van con las manos ocupadas y el paraguas abierto con el móvil en una mano y buscando las llaves de casa en la otra... y eso es lo que a veces te hace volver a casa con una anécdota y una sonrisa.


El caso es que desde hace un par de semanas no tengo ganas de mirar detalles, ni de salir, ni de entrar, ni de ir a clase, ni a entrenar, ni prácticamente de nada. Sin embargo, por momentos me apetece perderme con mi ArdenBlue por una carretera de curvas o con mi bici por un descenso al límite, pero sólo por momentos.


Es la extraña sensación de saber que tienes algo que decir, algo que contar, pero no sabes a quién, no sabes cuando, y no sabes ni siquiera qué decir. Y cuando realmente sabes lo que quieres decir y te parece el momento adecuado, no tienes a quién decírselo.


Me considero sincero, y no suelo reprimir las ganas de decir lo que pienso, y por eso escribo aquí unas líneas, porque aunque no se lo esté contando a nadie, se que alguien lo leerá, y puede que se sienta identificado con que le ha pasado alguna vez, o a lo mejor no, e incluso de forma remota llegará a reflexionar con ello, pero realmente me da igual que lo haga o no.


Por otro lado, siento no ser lo suficientemente tajante en ciertas situaciones(por lo que a veces tengo que pedir disculpas) pero es por mi confianza en una capacidad de reacción que creo que las personas que me rodean tienen, pero que al darme el golpe veo que no es asi, lo que conlleva cierto tipo de situaciones embarazosas para mi y para los demás.


Depresión? no creo en ello. Racha negativa? Puede. Estoy seguro que me afecta el cambio de hora y ver que a las seis y media de la tarde es de noche, y mas acordándome de las noches de verano en que estás tirado en una piscina a las diez en bañador y sin nada en que pensar.


Sin más que decir, al menos por hoy, me despido con una gran frase:


"Mentir lo puede hacer cualquier idiota, para decir la verdad hace falta imaginación"

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